La cocina por el mundo

La Eslovenia más dulce

Difícilmente podremos afirmar que la historia de Eslovenia haya sido dulce. Vale la pena recordar, sin embargo, que de todas las ex repúblicas yugoslavas, es la que sufrió menos la guerra de los Balcanes y la primera que fue reconocida como estado independiente.

Nos vamos hacia el norte del país, en Bled, para descubrir un dulce que vale la pena probar. Hablamos de la Kremna Rezina. Bled es un pueblo eminentemente turístico con un atractivo indiscutible, un lago espléndido con una isla en medio donde hay un castillo que se puede visitar. Y a los bordes del lago, otro castillo. Si os gustan este tipo de construcciones, pues, es un buen lugar para ir y hacer una escapada de fin de semana, o una excursión de un día desde la capital -hay una hora en coche, por autopista-.

 

La Kremna Rezina ha convertido en el dulce icónico de Bled y, por extensión, de Eslovenia. Estamos hablando de un pastel de hojaldre que tiene en medio una cantidad ingente de nata. En serio, es mucha nata. Y por si esto no fuera suficiente, también tiene un poco de crema y mucho, mucho azúcar glas en lo alto. No lo recomendaría a nadie que quiera mantener la línea, claro. De hecho, se puede calificar como una auténtica bomba calórica. Pero cuando estás allí, contemplando el lago, es un auténtico placer comértelo.

El origen del pastel se lo disputan varios restauradores del pueblo, pero parece que lo más fiable es que el importó Istvan Kovacevic, del Hotel Park de Bled, en 1953. Y digo que lo importó porque aprovechó y modificar ligeramente una receta serbia, donde hay un pastel bastante similar, así como en otros países de la zona. Allí tendrá la oportunidad de probarla y sumarse a la lista de más de 10 millones (sí, diez) de unidades vendidas en la pastelería del hotel.

Si por lo que sea no puede llegar sesión en Bled, no sufráis. Aquí tenéis la receta de la Kremna Rezina:

Ingredientes:

  • 450 g de hojaldre
  • 300 ml de leche
  • 2 cucharadas de café de ralladura de piel de limón
  • 3 yemas de huevo
  • 4 cucharadas de azúcar
  • 30 g de harina
  • 1 clara de huevo
  • 700 ml de nata para montar
  • 1 cucharada de ron
  • 1 cucharada de extracto de vainilla
  • 3 cucharadas de azúcar glas

Preparación:

Dejar la masa de hojaldre a temperatura ambiente durante 20 minutos. Extender sobre una superficie enharinada para formar un cuadrado de 30 × 15 cm. Pinchar con un tenedor, y proporcione dos rectángulos iguales.

Poner la pasta en una bandeja para horno forrada con papel. En uno de los rectángulos haga marcas con una cuchillo para señalar tres cuadrados, pero sin llegar a cortar la pasta. Enfriar la pasta en la nevera 30 minutos.

Poner la leche en un cazo y añadir la ralladura de piel de limón. Llevar a ebullición, removiendo de vez en cuando. En un bol aparte, batir las yemas con una cucharada de azúcar hasta que amanezca. Agregue la harina y remover bien.

Agregar, poco a poco, la leche caliente a la mezcla de huevo y harina, sin dejar de remover con un batidor manual. Ponga la mezcla de nuevo al cazo a fuego medio y siga revolviendo hasta que tome consistencia. Pase la crema en un bol, tapar y dejar enfriar.

Utilice otro bol para mezclar la clara de huevo con el resto del azúcar. Montar la nata y añadir tanto la nata como la mezcla de clara de huevo y azúcar a la crema que hemos reservado. Tapar de nuevo y reservar en la nevera durante media hora.

Precalentar el horno a 220º y hornee el hojaldre durante 25 minutos. Dejar enfriar una vez esté cocida.

En un bol frío, poner 150 g de la crema y añadir el extracto de vainilla y una cucharadita de azúcar glas. Montar el resto de la crema.

Poner el rectángulo de pasta que no ha marcado en una superficie plana y cubrir con la crema de vainilla. Después, cubrir todo con la nata montada. Agregue el rectángulo de pasta marcado y repartir el azúcar glas por encima. Cortar la Kremna Rezina en cuadrados y reservar en la nevera.

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