La cocina por el mundo

Oda al bretzel

Lo confieso: los bretzels me vuelven loco. ¡Me encantan! Y es una pena que, en nuestro país, los encontramos casi exclusivamente en paquetes multi-aperitivo acompañados de pececillos y galletas saladas. Pero es que los que me gustan son los bretzels blandos, los de panadería, que en países como Alemania se encuentran en cada esquina. Y es que los bretzels -o pretzels- son originarios del país germano y, más concretamente, de Baviera, donde hace pocas semanas descubrí los croissants con masa de brezel. Me limitaré a decir que son es-pec-ta-cu-lares por no decir una palabra más gruesa que quizás convertiría este blog en un espacio no apto para menores.

Una de las características más destacadas de estas pastas, además del gusto, claro, es la forma. ¿Tienen forma de lazo? Pues a juzgar por su historia, no. El origen del bretzel se remonta a la civilización celta y las festividades que celebran el comienzo de la primavera. En esta época del año, el sol transita por la constelación de Aries y la forma, en este caso, representa los cuernos de este animal del zodiaco.

Figura que el bretzels tiene la forma de los cuernos de Aries.

Está claro que si avanzamos un poco en la historia, nos encontramos con que los monjes de la Borgoña y Renania, en el siglo VII dC, hacían pretzels para darles como premio a los niños y en justificaban la forma diciendo que representaba los brazos de un niño rezando, por lo que los bautizaron como ‘brachiola’ o ‘pretiola’.

Sea como sea, hoy, si queremos disfrutar de unos bretzels como es debido, o nos los hacemos en casa, o tenemos que cruzar el Pirineo e ir hasta Alemania, o directamente visitar Australia o Estados Unidos. Allí, también son toda una institución y es imposible caminar 10 minutos por ciudades como Nueva York sin encontrarte un carrito donde en vendan. Además, hay una cadena de franquicias especializada en bretzels. Se trata de Auntie Anne ‘s y en sus tiendas en Estados Unidos -como no- y el Reino Unido. En Alemania, ya lo he dicho antes, no es necesario que haya ninguna cadena especializada. A todos y cada uno de los hornos de pan del país venden. ¡Y son buenísimos!

Si desea hacer en casa, también puede. Aquí tenéis la receta:

Ingredientes

  • 240 ml de agua caliente (a unos 45 ° C)
  • 1 sobre de impulsor
  • aceite vegetal
  • 400 g de harina de fuerza
  • 15 g de azúcar
  • 5 g de sal
  • 30 g de bicarbonato
  • 1,4 l de agua fría
  • sal gruesa para decorar

Pasos

  1. Ponga el agua caliente en un bol y espolvorear la levadura por encima. Reservar hasta que la levadura se disuelva y la mezcla haga burbujas (unos cinco minutos).
  2. Untar un bol con aceite vegetal y reservar.
  3. Mezclar la harina, el azúcar y los 5 gramos de sal y batir con unas varillas. Añada la mezcla de agua y levadura y amasar hasta que quede una masa homogénea y elástica. Mejor si utiliza una amasadora eléctrica.
  4. Haga una bola con la masa y ponerla en el bol untado de aceite, procurando que se impregne bien. Cubrir el bol con papel film y dejar reposar la masa una media hora, hasta que doble el volumen.