Edulcorantes
Alimentación,  Comida saludable

¿Edulcorantes sí o edulcorantes no?

Hace ya unos cuantos años que el mundo entero inició una cruzada contra el azúcar por las terribles consecuencias que tiene sobre la salud.  El mensaje ha llegado a calar tan hondo que productos tan tradicionales y asentados como el Cola Cao se vieron obligados a lanzar al mercado su versión sugar free, sustituyendo el azúcar por otros edulcorantes menos nocivos para que así esta renuncia no afectara a su sabor original.

Con esta solución todos parecían contentos: los consumidores seguían recibiendo la dosis de dulzor a la que están acostumbradas sus papilas gustativas mientras que la industria alimentaria, sobre todo la de productos procesados, cumplía con las exigencias de crear productos más sanos y libres de azúcares. Pero la alegría no duraría mucho. La OMS ha vuelto a amargarles el dulce, y nunca mejor dicho, desaconsejando también el consumo de edulcorantes alternativos de bajo contenido calórico. 

Sacarina, estevia, climato y otros edulcorantes similares están ahora en el punto de mira y por ese motivo hoy queremos aprovechar estas líneas para ver cuánto hay de cierto en lo que se dice de ellos y si realmente no son tan inocuos como se pensaba. 

¿Qué ha dicho la OMS de los edulcorantes acalóricos?

La reducción del consumo de azúcares ha generado una corriente de consumo de edulcorantes llamados acalóricos por su reducido aporte de calorías. Sin embargo, hace unas semanas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzaba una guía informativa sobre estos edulcorantes sugiriendo que no se utilizaran sin medida como alternativa para “controlar el peso ni para reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles”.

Llegados a este punto tenemos que decir que las recomendaciones de la OMS pueden ser de dos tipos: firmes (o fuertes) o condicionales (relativas). Y las que que sugiere sobre el consumo de edulcorantes pertenecen al segundo grupo. 

¿Qué quiere decir que las recomendaciones sobre los edulcorantes sean condicionales y no firmes? Pues básicamente dos cosas:

  • Quela evidencia científica sobre este tema no es definitiva ni unánime.
  • Que las consecuencias positivas de implementar cambios en la política de Salud Pública sobre estos productos no parecen superar los perjuicios que causaría su consumo, sobre todo porque alertar sobre el peligro de los edulcorantes puede provocar una vuelta al consumo de azúcar, entre otras cosas.

Entonces, ¿qué hacemos con los edulcorantes?

La sugerencia de la OMS sobre estos productos no es algo novedoso o que no se supiera. Los nutricionistas llevan años aconsejando no excederse en el consumo de edulcorantes ni tomarlos como si fueran algo totalmente sano por contraposición al azúcar porque no es así.

Es importante señalar que, en nuestro cuerpo, los receptores del sabor dulce no solo se encuentran en la cavidad oral, sino también a lo largo de todo el tracto gastrointestinal y en otros órganos como puede ser el páncreas o el tejido adiposo. El impacto de los edulcorantes sobre cada uno de esos receptores puede ser nocivo, aunque siempre dependiendo de la respuesta fisiológica de cada persona y de la propia naturaleza química del edulcorante. 

En cualquier caso, los efectos de los edulcorantes se vinculan, por ejemplo, a la liberación de hormonas y otras  moléculas que alteran la microbiota intestinal o a las respuestas neuronales que generan una sensación hedónica de placer y saciedad.

Además, la OMS señala a todos los edulcorantes sin excepción, tanto los artificiales o de síntesis como los naturales. Pero como señalamos, de momento todo se ha quedado en una sugerencia relativa sobre la que la OMS pretende seguir investigando, sobre todo para analizar en profundidad los posibles efectos en la salud de niños, adultos y embarazadas. 

 

En todo caso, y aunque la sugerencia no sea firme, debemos reducir la ingesta tanto de azúcares como de edulcorantes. Sin duda, es la mejor manera de garantizar una alimentación más sana y menos perjudicial para la salud.