La cocina por el mundo

El gran empacho americano

Hoy, en Estados Unidos, celebran Acción de Gracias. Lo hacen cada cuarto jueves de noviembre, a diferencia de sus vecinos del norte, en Canadá, que lo celebran el segundo lunes de octubre. Esto quiere decir que los estadounidenses, hoy, están de fiesta grande y en las mesas habrá comida para alimentar a familias de doscientas personas. Porque si algo tienen los americanos es que comen mucho. Una auténtica barbaridad. Imagínese un pavo, con sus ocho kilos bien de peso, relleno con todo lo que le venga a la cabeza (en algunos lugares de España también lo rellenamos, en Navidad, ¡pero lo hacemos con sensatez!). Y imaginaos que os lo comeréis entre 6 u 8 personas. Si hacemos un cálculo rápido y poco científico y pensamos que sin huesos ni vísceras pero con el relleno, el pavo real mantiene el peso, toca a 1 Kg. de carne por cabeza. ¡Y esto es sólo el segundo plato!

 

Visto esto, no es de extrañar que el sobrepeso sea un auténtico problema de salud pública, en Estados Unidos. Quizás en las ciudades costeras, como las del litoral de California o la Costa Este, se cuidan un poco más, pero vaya, si ha tenido la oportunidad de viajar y comer, estoy seguro que sabéis de qué os hablo: unos entrantes de dimensiones colosales y unos platos principales que triplican las raciones que la lógica nos dicta, todo ello acabado con un postre que no son precisamente pequeñas porciones de pastel. Si añadimos litros y litros de refresco para sacar todo esto hacia abajo, tenemos la combinación perfecta para que nuestra báscula nos ponga en marcha a paseo.

En Million Dollar Cowboy Bar de Jackson Hole (Wyoming) se supone que esta es la ración de nachos para dos personas. ¿Os parece normal? A mí tampoco

 

Ahora bien. ¿Esto quiere decir que en Estados Unidos se come mal? No, no y tres veces no. En Estados Unidos se come muy bien. O se puede hacer si nos alejamos de las cadenas de comida rápida que han llegado a Cataluña. La materia prima de muchos restaurantes, lujosos o no, es de altísima calidad. Los ingredientes son frescos y las combinaciones, auténticas maravillas. El problema principal no es otro que la cantidad. Si la ración de nachos fuera cinco veces más pequeña, y la hamburguesa en vez de llevar 1 kg de ternera, seis cebollas y ocho rebanadas de queso cheddar -que estamos de acuerdo en que no es el mejor-, llevara una cantidad razonable de todo, la cosa sería muy distinta. Si no lo regaran todo con litros y litros de refresco, también mejoraríamos fuerza. Y si el New York Cheesecake, por decir un postre icónicas, no se sirve en raciones de 500 g, ya sería la bomba. Quizás el problema es que no usan el sistema métrico y por eso no controlan los tamaños, a saber. Ya haremos, más adelante, un repaso más exhaustivo y detallado de la cocina norteamericana. No querría empacharse baño en la primera de cambio.

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