‘Street food’ al estilo marroquí
Hasta ahora hemos visitado Eslovenia y hemos hecho una incursión, muy general, en Estados Unidos. Hoy nos vamos a África y, más concretamente, en Marruecos. La cocina marroquí no esconde demasiadas sorpresas. A ver, no me malinterpretéis. No es una cocina simple, ni mucho menos. Tampoco es una cocina necesariamente fácil de imitar. Lo que quiero decir es que se nota la influencia mediterránea y, sobre todo, que encontramos los sabores, las texturas y las combinaciones que esperamos encontrar en una gastronomía de influencias árabes: tajín, especies de todos modos, deliciosos pasteles … Como es lo que nos esperamos, pues no nos sorprende tanto como, digamos, la cocina de Vietnam.
En Marruecos, como muchos otros países, también se come en la calle. Y es sorprendentemente bueno y sorprendentemente barato. Situémonos: Plaza Plaza de Yamaa el Fna de Marrakech. Por la mañana es el típico lugar lleno de turistas que, más o menos orientados, pasean y se hacen fotografías con serpientes, comprende todo tipo de objetos -queixals incluidos- a los vendedores ambulantes y se ve el trasiego de los habitantes de la ciudad. Por la tarde, se transforma por completo. Se instalan mesas y bancos y puestos de comida donde tendrá la oportunidad de hacer una buena comida por cuatro duros. Y es que si en la Península Ibérica, a diferencia del resto de Europa, hacer vida en la calle forma parte del ADN de la población, en Marruecos esto es el pan de cada día.
El funcionamiento es fácil: llegas, te sientas y esperas que alguien te venga a pedir que quieres comer. Normalmente hablamos de brochetas de pollo y cosas por el estilo, acompañadas de pan marroquí y una bebida. Difícilmente le cobrarán más de 3 o 4 euros por cabeza. La única recomendación es que no os paréis a pensar cómo y en qué condiciones de higiene se prepara la comida. ¡Eso es lo de menos! El caso es que habrá podido degustar el auténtico street food de Marruecos. Vendría a ser como la típica cena de hermandad de fiesta mayor, pero que se hace cada día.
Esto no quiere decir que la comida marroquí no sea elaborado. Ya tendremos la oportunidad de ver algunos platos que vale la pena conocer y que también sirven a muchos restaurantes del país -y no necesariamente caros-, pero como primera inmersión en el país, pensé que valía la pena hacer esta recomendación: si vais a Marrakech y pasar por Plaza de Yamaa el Fna (que pasará, porque es imposible no pasar y, además, es una atracción turística de primer orden), déjese de manías, tome un lugar en la mesa y haga una cena diferente. Luego, al llegar al hotel o en el Riad, deberá ducharse y, como quien dice, quemar la ropa para sacaros de encima el olor a humo y frito, pero es muy, muy recomendable. De los tajines y pasteles, ya hablaremos otro día.