¿Nos hemos vuelto locos con los alimentos ricos en fibra?
Existe una creciente preocupación por alimentarse de manera saludable. Solo hace falta echar un vistazo a la gran cantidad de tiendas que han proliferado en la que se venden productos bio, ecológicos, naturales y alternativos a muchos tradicionales. Incluso seguro que tú mismo prestas una atención que antes no prestabas al etiquetado de los productos que adquieres en el supermercado, intentando que estos sean lo más naturales y menos procesados posibles. De hecho, nuestro artículo sobre cuáles son las conservas de pescado más saludables es uno de los más leídos por nuestros seguidores, lo que vuelve a poner de manifiesto que hoy en día es un tema que preocupa y mucho.
Dentro de este interés por comer de manera más sana están los alimentos ricos en fibra. Cereales con fibra, pan integral rico en fibra, pasta con fibra extra… No tenemos más que darnos una vuelta por los pasillos de cualquier supermercado para encontrar esta “coletilla” en una buena cantidad de productos. ¿Nos hemos vuelto locos con la fibra o realmente es imprescindible si queremos comer saludable?
¿Debemos comer alimentos ricos en fibra?
Pues de forma genérica podríamos decir que sí aunque hay casos, como veremos más adelante, que una ingesta excesiva de fibra no resulta tan aconsejable.
El problema es que, en general, la población consume este tipo de alimentos ricos en fibra sin saber exactamente qué es la fibra y qué beneficios tiene para el organismo. Por eso el primer paso sería saber qué es y qué nos aporta nutricionalmente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado en numerosas ocasiones del gran desconocimiento que existe sobre dietética y nutrición, lo que lleva a muchas personas a consumir productos sin tener claro los efectos que tienen sobre su salud.
En el caso de la “obsesión” que existe hoy en día por consumir fibra, sabemos que en gran parte se debe a la errónea asociación que existe entre los productos con fibra y los productos ligth: muchas personas asocian a los primeros el bajo contenido calórico de los segundos y por eso optan por introducirlos en su dieta sin ser conscientes de que un producto rico en fibra no tiene por qué ser bajo en calorías.
Efectivamente, la fibra es necesaria y debe estar presente en la dieta de cualquier persona ya que contribuye a evitar que nuestro organismo sufra muchas patologías. Entre sus innumerables beneficios, la fibra ayuda a:
- Controlar el tránsito intestinal.
- Contribuye a evitar que suframos colon irritable.
- Facilita la eliminación de toxinas.
- Reduce la formación de divertículos
- Ayuda a controlar el nivel de colesterol en sangre
- Mejora la digestión y reduce la absorción de lípidos.
¿Cuándo no debemos pasarnos con la fibra?
Pero todos estos beneficios que hemos visto no quieren decir que debamos consumirla a todas horas y en todos los alimentos. De hecho, la cantidad de fibra diaria que recomienda la OMS es de 30 gramos y el consumo en cantidades superiores puede provocar una disminución de la absorción de minerales, hinchazón abdominal y gases.
Un consumo excesivo de alimentos ricos en fibra puede ser fatal para algunas personas, especialmente si sufren de manera crónica dispepsia digestiva funcional. Quienes la sufren no deben abusar de alimentos ricos en fibra ya que contribuirán a aumentar su distensión abdominal y su sensación de plenitud y saciedad extrema tras la ingesta de alimentos. Sus digestiones se pueden hacer aún más pesadas y la sensación de hinchazón y gases no mejorará, todo lo contrario, aunque se trate de alimentos sanos.
De ahí la importancia de introducirla en nuestra dieta pero siempre en su justa medida y sin pasarse si se padecen algunas enfermedades clínicas o funcionales del aparato digestivo que, si probablemente no las empeore, puede hacer que resulten más molestas. Lo fundamental es estar informado y acudir siempre que sea necesario a una consulta experta con médicos y nutricionistas.